El valor de la innovación
Este fin de semana estuvimos trabajando con un grupo increíble de entusiastas empresarios en la delegación de COPARMEX Aguascalientes. Alrededor de 35 personas de 20 diferentes empresas de la región que han decidido que es momento de INNOVAR y de crear nuevas realidades par el incremento de valor a sus clientes y a su entorno en general.
Como cada oportunidad que tengo de trabajar con grandes personas, seguimos validando y afilando la sierra sobre las actitudes, comportamientos y hábitos que nos llevan a innovar o no hacerlo.
Lo primero que trabajamos cuando arrancamos estos procesos es una sesión donde buscamos incrementar la conciencia de porqué nos cuesta tanto trabajo cambiar. Aquí, hablamos sobre nuestro cerebro. Particularmente, hablamos de las relaciónes fisiológicas que existen en las conexiones neuronales cuando aparece la resistencia al cambio. Saberlo es vital para entender o “escuchar” tu vocecita interior cuando comienza a resistirse a ideas nuevas o al cambio.
Sin embargo es fácil de olvidar.
Es decir, a pesar de que pasamos al menos 10 horas reflexionando con los equipos de trabajo sobre esto, hacemos ejercicios donde logran identificar como esas “carreteras ya creadas” surgen como resistencia al cambio, y si bien salimos con más consciencia y más dominio de nuestra resistencia (al menos al grado de alcanzar a identificarla) cuando le damos la vuelta y comenzamos a evaluar nuestros modelos de negocios (es decir querer cambiar de lo que hacemos hoy) , es increíble ver como nuestros paradigmas se apoderan nuevamente de nuestro cerebro tratandonos de impedir el cambio. El no ver o no escuchar a las voces o intenciones de cambio y de innovación.
Percibirlo desde fuera es más fácil pues uno no está enganchado en la discusión. Además, es increíblemente didáctico. Es asombroso ver el poder de nuestros paradigmas y la defensa que hacen por permanecer en nuestras historias y creencias.
La mayor parte de la sesión ocurre en equipo. Es común observar como algún participante (que no es parte del problema) sugiere una forma diferente de hacer las cosas. Antes de que termine de expresar su idea el propietario del paradigma responde con un contundente NO SE PUEDE. Ahí la innovación tiene muy pero muy pocas posibilidades de florecer.
Y lo delicado de esto es que a TODOS NOS PASA. Todos tendemos a defender (de mayor o menor forma) de forma INCONSCIENTE nuestros paradigmas. Siempre asumimos como verdadera nuestra interpretación de la realidad. Nuestro cerebro la defiende más allá de que nosotros tomemos consciencia de que lo hace o no.
Dado esto, desde hace aproximadamente una año he estado planteando a mis alumnos, compañeros de trabajo y participantes de nuestros talleres que para innovar debemos de fomentar como personas dos virtudes esenciales.
HUMBITIOUS: El Innovador virtuoso
Por qué es importante la humildad
Para poder cambiar, innovar y hacer cosas grandes, se requiere destreza humana para poder crear crecimientos de valor exponenciales. Las cuales describo a continuación.
Por un lado necesitamos HUMILDAD.
El innovador debe tener una humildad ontológica para poder escuchar, observar al otro, aprender de otros y para entender que su idea debe ser cuidada, regada y defendida; pero que nunca debe casarse con ella, sino con el problema que quiere resolver. En este sentido, es vital tener humildad para reconocer cuando la idea no está haciendo resonancia con lo que deberá ser la solución definitiva o final.
Sí ya sé, menuda tarea pensaras. Dado que la humildad es una virtud difícil de dominar y costará una vida entrenarse en ella. Pues tal vez por eso los
rockstars innovadores no se cuentan aún en los millones.
La buena noticia es que es tecnología que está al alcance de todos. Todos sabemos qué es la humildad, como debemos luchar a diario por vivirla y, además, podemos hacer esfuerzos conscientes a diario para ir aumentando nuestra destreza en esta afable virtud.
Sin duda alguna, nos llevará una vida lograrlo. Sin embargo, te prometo que cada que demos un paso en la dirección correcta, sin importar cuanto nos falte, nos servirá.
Magnanimidad : Ambición de la buena
Por otro lado, Necesitamos ser MAGNANIMOS… (tener Ambicion Buena).
Es decir, si queremos cambiar e innovar, debemos al mismo tiempo soñar en grande, pensar que el status quo no es lo que nos debe conformar y que hay formas mejores y más grandes de resolver problemas y crear valor para la sociedad, nuestros clientes y empleados.
Debemos buscar la grandeza, el cambio y el mayor bien para todos.
Tener fuerte humildad para escuchar, aprender e iterar y al mismo tiempo tener la magnanimidad (ambición buena) para romper los esquemas, persistir en la idea de cambio y hacer de este mundo un lugar mejor a través de la innovación.
En algunos meses buscaré publicar mi ebook sobre el ser
HUMBITIOUS producto de las historias y observaciones que he venido recopilando de personas increíbles con las que he podido trabajar y hacer equipo en los últimos años. Entretanto, y con la humildad de querer hacer cosas que nos sirvan para mejor, me encantaría saber que piensas y conocer tu historia. Comparte tus comentarios a continuación o mándame un correo.
Iván Ruiz